Marina Caymari, Técnica Zing Network.
La práctica del deporte es fundamental para el desarrollo de los adolescentes, ya que a través de él se trabajan competencias transversales importantes y se exploran emociones profundas. Pero si a esto le añadimos la participación en comunidad, el deporte se convierte en una herramienta de inclusión social. Las relaciones y vínculos que se generan dentro del juego tienen un impacto en la forma en que los adolescentes se relacionan con su comunidad y con la sociedad en general.
Competencias transversales a través del deporte
El deporte ayuda a trabajar competencias transversales, como el trabajo en equipo, la responsabilidad, la empatía y la disposición al aprendizaje, que son fundamentales en la vida cotidiana y laboral.
El vínculo entre estas competencias y los valores del deporte es estrecho, ya que este ofrece un escenario para superar obstáculos, gestionar emociones y relacionarse con otros.
Mejora del bienestar emocional a través del ejercicio físico
Además de los beneficios físicos, el deporte también tiene un impacto positivo en el bienestar emocional de los jóvenes. El ejercicio físico puede estimular la salud mental y el desarrollo cognitivo, mejorando la autoestima y la confianza en uno mismo.
Sin embargo, durante la práctica deportiva también pueden surgir emociones negativas que los jóvenes deben aprender a controlar. Es aquí donde la figura del profesional que dinamiza las actividades deportivas tiene su relevancia, es importante contar con profesionales que ayuden a los jóvenes a canalizar estas emociones y, de ser necesario, derivar a un especialista.
Los programas deportivos comunitarios son clave para el desarrollo individual y la inclusión social. Estos programas actúan como canalizadores de emociones, ofrecen un espacio pedagógico y permiten la participación de diferentes colectivos de la comunidad. Para que esto sea posible, es fundamental contar con profesionales que enseñen los valores del deporte y acompañen a los jóvenes en su proceso.
El deporte también se ha convertido en un aliado en la inclusión social, ya que permite a los jóvenes interactuar y compartir experiencias con personas de otros colectivos, fomentando la tolerancia y rompiendo prejuicios y estereotipos. Los programas deportivos que tienen objetivos pedagógicos se convierten en un tipo de ocio educativo que contribuye a la inclusión social.
En el caso de los jóvenes en riesgo de exclusión social, el ocio educativo que ofrece el deporte les brinda la oportunidad de abrirse a la comunidad. Es a través de estos espacios y herramientas que se les brinda la posibilidad de integrarse en la sociedad y contribuir a su mejora.